El momento creativo de mi pintura me conecta con la quietud, me invita a detenerme, a observar. Allí mi obra dialoga con la naturaleza, con lo más auténtico de cada ser.
Me mudé a Venado Tuerto, Santa Fe, en 2015, después del nacimiento de mi primer hijo. En el entorno de nuestra nueva casa familiar, instalé mi taller de artes plásticas, luego de haber transitado el mundo de la escenografía y el teatro durante más de una década. Entonces, pasé a dedicarme exclusivamente a la pintura.
Contemplar a los escurridizos ñandúes, liebres confiadas y majestuosas ovejas, me inspiró a darles protagonismo en mi obra plástica.
Utilizo acuarelas sobre papel, acrílicos y pigmentos sobre lienzo. Me interesan las veladuras, y lo espontáneo que se genera con las manchas en contraste con los trazos del dibujo.